3/19/13

Paris Fashion Week


Hace unas semanas tuve la suerte de ir a París. Allí estuve cubriendo la semana de la moda para Vogue España
Además pude acudir a un par de desfiles, como el de Eliee Saab  y compartir conversación con personas como Anna Dello Russo.
Escribirlo me resulta irreal.



Recuerdo con claridad como desde mis once años y hasta los 18, mi madre aparecía cada Septiembre con el número de colecciones de Vogue. Entonces, la moda me parecía algo muy serio, casi intelectual, algo que relacionaba con la cultura y la sociedad.
Me encerraba en mi habitación para devorarlo, mientras escuchaba rock de los 80 y soñaba con la mujer en la que me quería convertir.
Por aquel entonces quería ser escritora y me imaginaba paseando esas prendas por el mundo entero. Soñaba con vivirlas, llevarlas a los extremos de la vida, vapulearlas y tener experiencias emocionantes que luego valiera la pena contar.
Aún hoy tiendo a atribuirle historias mágicas a cada prenda que veo, además de intentar cada día, ir a sitios nuevos, que pongan en jaque mi comodidad vital.



Cuando cumplí la mayoría de edad y con el dinero que había ahorrado trabajando en un restaurante de comida rápida, me fuí a Londres para visitar la tienda de Vivienne Westwood. Una especie de peregrinaje en el que poder ver de cerca, sentir y tocar la obra de la que era y sigue siendo una de mis heroínas contemporáneas. Una diseñadora salvaje, auténtica y llena de fuego. En su tienda me sentí como si estuviera en mi museo favorito, y tuve un momento de auténtica revelación en el que supe que mi vida iba a estar ligada a la moda de una forma inevitable.



Una de mis cosas favoritas de la semana de la moda es poder estar tan cerca de mujeres que me inspiran profudamente y que percibo como fuertes e independientes. Libres y Poderosas.
Y el tener la oportunidad de capturar el sabor ambiental de un mundo que lejos de parecerme frívolo, se me antoja un paraíso secreto de luz, historias, belleza y colores. Como uno de esos cuadros de Rothko donde la abstracción a la hora de contemplarlo, es un paso imprescindible para comprenderlo.